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Ap. Víctor Doroschuk

Vivir con optimismo


En cierta ocasión escuché una historia la cual la empleo en las conferencias que me toca dar; y cada vez que la comparto hay mucha gente que se da cuenta donde está su problema.

Hace algunos años una importante fábrica norteamericana de calzado, envió a dos de sus representantes a diferentes partes de Australia. La compañía deseaba que el producto le gustara a los aborígenes para poder comerciar con ellos. Era una aventura riesgosa pero la firma se dio cuenta de cuántos nuevos clientes podría ganar si el emprendimiento era un éxito.

Luego de que cada representante estuvo varias semanas en ese continente, la compañía recibió dos faxes:

-No deseamos nuevos negocios aquí, decía uno. ¡Los aborígenes no usan zapatos! ¿No podríamos haber investigado esto antes y así haberme ahorrado el viaje? ¡Esto ha sido una gran pérdida de tiempo! No veo la hora de volver a casa.

El segundo reporte del otro vendedor era diferente:¡Qué oportunidad increíble tenemos aquí! ¿Sabían que los aborígenes no usan zapatos? ¡Significa que no tenemos competidores de otras compañías! ¡Gracias por esta gran oportunidad! ¡Fue una idea muy ingeniosa haberme enviado aquí!.

Como verá, lo que es un obstáculo para una persona es una oportunidad para otra. Todo lo que se necesita es un poco de optimismo y un poco de alma (o de ganas de caminar).

No vaya por donde le puede llevar el camino; vaya por donde no hay camino y deje una huella. El punto es como uno mira las cosas, con fe o incredulidad, con visión de futuro o con un presente atado al fracaso del ayer; con espíritu de conquista o espíritu de derrota.

La fe es un don que se le asignó a cada ser humano; se la puede usar para lo positivo como también para lo negativo; si se la utiliza correctamente, ella pasará a ser la herramienta más importante de cada día. Es vital entender que la fe no ignora la realidad; ella nos permite ver cómo serían las cosas si actuamos, nos esforzamos y perseveramos hasta ver el resultado soñado. El optimista no le da lugar a la pereza en su corazón; su espíritu sano le permite proyectarse por encima de la realidad.

Jesucristo declaró al mundo en San Marcos 9:23:

 

“Si puedes creer, al que cree todo le es posible”

San Marcos 9:23

 
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